Piriápolis

Castillo Piria

El castillo fue construido en 1897 por el ingeniero Aquiles Monzani, bajo dirección del propio Francisco Piria entre los cerros Pan de Azúcar y de las Palmas en la ciudad de Piriápolis.

El mismo fue una verdadera mansión filosofal de su época. La avenida de acceso estaba acompañada por estatuas de dioses que representaban a los planetas y los metales de la alquimia. La habitación superior del castillo era utilizada como lugar de meditación. En el interior  llama la atención una puerta sobre la pared que aparentemente no conduce a ninguna parte.

Los perros ubicados frente a la puerta principal son lebreles, perros de caza, y entre sus patas tienen el morral y una liebre muerta.

Piria plantó varias yucas africanas, que solamente crecen allí. Comentan estudiosos del lugar que  la razón por la que no sobreviven en otro sitio es que no se trata de yucas comunes, pues dicen que Piria las trató con la llamada “piedra vegetal” un derivado de la piedra filosofal  que permite la perfección de toda especie vegetal aún fuera de su hábitat.

En los jardines del castillo aún se conservan varios copones en los que aparece la figura de Bafonet íntimamente relacionada con los Templarios.

Hoy el Castillo funciona como Museo de Piriápolis donde se expone arte del lugar y decoraciones originales del Argentino Hotel incluyendo muebles y objetos de la época, fotos y murales que ayudan a trasladarse  a los tiempos de la fundación del reconocido balneario.

Ubicado en el kilómetro 4 de la Ruta Nº 37.

Castillo Pittamiglio

Fue construido en 1956 como la residencia de verano de Humberto Pittamiglio. Es un gran castillo medieval, pleno de símbolos templarios, con torreones y pasadizos. Luego de un gran trabajo de restauración fue  legado al Estado. Una singularidad del testamento de Pittamiglio es que no legó definitivamente sus posesiones, sino hasta su retorno, ya que el arquitecto era un alquimista reconocido y creía que retornaría de la muerte. Ya desde el jardín, podemos apreciar la simbología alquímica, la presencia de ánforas y pelícanos. Destaca del conjunto, un Cristo redentor que se ubica al fondo. Humberto Pittamiglio fue discípulo de Francisco Piria, otro reconocido empresario y alquimista. De esta asociación y de sus actividades místicas surgen numerosas leyendas. Hoy el castillo integra el circuito de turismo místico y es recorrido por cientos de peregrinos.

Ruta 71 al norte del Balneario Las Flores. Informes 4438 0711.

Cerro del Toro

En el Parque La Cascada se abre esplendoroso un bosque en medio de vegetación serrana, con eucaliptus justo al arroyo del Puesto Viejo cuya cascada adorna la vista del visitante. Hay una variedad importante de aves al aire libre y una colección de animales autóctonos embalsamados.

En el teatro al aire libre se desarrollan importantes actividades y a unos pasos se encuentran los quinchos con parrilleros para los que quieran deleitarse con un exquisito asado mientras los más pequeños se divierten en el área de juegos infantiles.

No muy lejos de allí se encuentra perteneciente a la Sierra de las Animas, el Cerro del Toro con 253 metros de altura sobre el nivel del mar, el mismo alberga a la Fuente del Toro que le da su nombre con la figura de un Toro monumental de bronce de 3 toneladas traído de Francia, por su boca fluye constantemente un chorro de agua mineral de un manantial natural de excelentes propiedades.

El Cerro del Toro con su rica flora nativa se incrusta en el Parque Municipal donde es posible apreciar el hermoso Templo de Venus, réplica exacta  del existente en Villa Paravicini en Milán, modelado por el arquitecto Beltrame, es un templo griego de 10 metros de alto, cuya cúpula esta sostenida por 6 columnas de mármol y en el centro, sobre un pedestal de mármol serpentino, la estatua de Venus,  con un cántaro debajo del brazo.

Un pacífico y bello entorno invita al descanso y el romanticismo.

Cerro Pan de Azucar

El Cerro Pan de Azúcar tiene una altura de 423 metros, es la elevación más alta en la zona costera del Departamento de Maldonado.

En su cumbre se yergue una cruz de 35 metros de alto, ascendiendo por una escalera caracol se alcanza el mirador que se ubica en sus brazos y que permite una vista panorámica hacia los cuatro puntos cardinales permitiendo observar la ciudad de Piriápolis, la costa, las sierras y la Laguna del Sauce.

Dicha cruz fue concebida en el 1933 y fue creada por Don Juan Zorrilla de San Martín quién contó con el apoyo del Padre Engelberto Wauters.

El ascenso a la cima del cerro requiere un promedio de 2 horas, en su tramo inicial el camino esta correctamente señalado con flechas rojas sobre las piedras y el trayecto comienza desde la Reserva de Fauna que se encuentra a sus pies; Más adelante el sendero se angosta rodeado de árboles y pequeños hilos de agua, a medida que el visitante se acerca a la cima ya no hay vegetación que impida la vista regalando un paisaje que es un anticipo de lo que se verá desde el mirador de la Cruz del Cerro Pan de Azúcar.

Se recomienda tener en cuenta que se deben seguir las señales marcadas en la piedra, ser cuidadoso con las rocas sueltas, llevar agua, calzado adecuado y protección para el sol.

Sierra de las Animas

Acceso por Ruta Interbalnearia, en el km 86, frente al Parador Los Cardos.

Entrando a unos 700 metros campo adentro se recibe a los visitantes y se les provee de la información necesaria para el paseo que lleva todo el día.

La Sierra de las Animas, es un paseo serrano, agreste, donde los visitantes realmente están en comunión con la naturaleza, posee una altura de 501 metros y consiste en un conjunto de relieves de prestancia singular que encierran una historia teñida de leyenda.

Estas sierras fueron refugio de la nación charrúa, y debe su nombre a la presencia de “animas” (almas) o fuegos fatuos también llamados “luces malas”, de los indígenas caídos a manos de los enemigos.
En 1930 se denominó al Cerro de la Animas Mirador Nacional ya que se erigió un mástil de 35 mts de altura, que portaba el Pabellón Nacional, fue el mástil mas grande de Sudamérica del cual hoy solo quedan vestigios.

Montes indígenas forman frescas galerías, acompañadas de la fauna del lugar, que conducen a la cumbre del Cerro de las Animas donde se encuentra el Mirador Nacional, con vestigios de la historia de la época de las invasiones a la Banda Oriental, además de hermosos e inmejorables paisajes de cerros y mar.
Continuando por el camino se llega a una imponente quebrada, entre paredes de piedra y galerías de monte indígena, los Pozos Azules.

Estos son conos de recepción de aguas pluviales y toman su nombre de la coloración que adquieren por  los minerales que arrastran las aguas y la incidencia del color del cielo, los mismos varían su profundidad desde pocos centímetros hasta varios metros.

Piriápolis debe su nombre a Don Francisco Piria, quien hacia 1890 compró las tierras que se extienden desde el Puerto del Inglés hasta el Cerro Pan de Azúcar. La ciudad es conocida por su calidad de balneario. A partir de 1905 se construyen en Piriápolis una serie de hoteles, el primero de los cuales es el gran Hotel Piriápolis diseñado por Jones Brown; los muebles fueron importados de Italia, y su comedor tiene las paredes revestidas de espejos de Saint Gobain. En la actualidad, el hotel cumple funciones como Colonia Escolar. Existen en los alrededores bosques de todas las variedades que perfuman el aire. el balneario es ideal para la pesca y para la práctica de deportes acuáticos. La obra del Puerto de Piriápolis debió quitar parte del Cerro del Inglés o San Antonio, tras varios inconvenientes se finalizó en el año 1916 para ese entonces, se estaba terminando el ferrocarril que unía al Puerto del Inglés con la Ciudad de Pan de Azúcar.

El Cerro Pan de Azúcar es nombrado por primera vez como tal en crónicas de 1817, donde se menciona que las tropas invasoras portuguesas al mando de Lecor acampaban en las faldas del Pan de Azúcar. Actualmente encontramos allí un Parque Municipal y reserva de fauna autóctona,  a principios de siglo funcionaba una cantera de extracción de granito.

En la cumbre del Cerro se levanta una cruz de cemento armado, de 35 metros de altura, con una escalera en caracol por la cual se puede subir hasta los brazos.

El Castillo de Piria fue la residencia particular de Don Francisco Piria. Terminado en 1897 por el ingeniero Aquiles Monzani, bajo dirección del propio Francisco Piria entre los cerros Pan de Azúcar y de las Palmas el mismo poseía un parque con especies de palmeras y otros árboles traídos de todas partes del mundo, así como una gran cantidad de estatuas de terracota.

El Argentino Hotel fue el broche de oro que puso Piria a su gran obra. Se trata de una construcción espectacular, inspirada en palacios italianos inaugurado en 1930.